¿Qué es lo que los rusos echan de menos de la URSS?

Markélov/Sputnik
Aunque parezca mentira, muchos siguen lamentando la caída de la URSS y no seríamos honestos si dijéramos que no tienen motivos para hacerlo.

"¿Lamentas la caída de la URSS?" Bueno, dos tercios de los rusos (66%) lo hacen, según un informe del centro de investigaciones sociológicasLevada Center, de diciembre de 2018. Se trata del porcentaje más alto en la historia postsoviética.

Para entender mejor por qué casi 30 años después muchos rusos ven la caída del imperio soviético como un desastre, recogimos varias opiniones sobre sus mejores recuerdos de la URSS. Esto es lo que hemos averiguado.

Sentimiento de seguridad

En una fábrica de Cheboksari

Esa respuesta es quizás la más popular, aunque por diferentes razones. La vida soviética podía ser bastante aburrida, pero muchos sentían que los bienes básicos y las oportunidades estaban garantizados de por vida para todos, a través del sistema de servicios sociales, pensiones, etc. Por lo general, la gente tenía un trabajo del que era muy difícil ser despedido, un salario modesto pero estable, viajes pagados a los balnearios (una vez cada pocos años) y así sucesivamente.

“Si algo te pasa, no acabarás en la calle como un mendigo enfermo, porque te van a cuidar”, recuerda Olga, de Moscú, que vivía en la URSS. “Era una sensación muy cómoda. Lo experimenté y era genial”.

El director de cine, Nikolái Burliáiev, está de acuerdo: “En la URSS todos podían estar seguros de que tenían un mañana. Todo el mundo. Era imposible preocuparse por cosas como ‘¿mantendré mi trabajo’, ‘conservaré mi apartamento’ o ‘podré alimentar a mis hijos mañana’? Ahora todos tenemos que preocuparnos por esas cuestiones”.

La lucha contra los

Lado oscuro: no siempre uno se siente bien teniendo toda su vida planeada. En la URSS las oportunidades profesionales, las libertades y los salarios eran bastante limitados. Por ejemplo, el Estado podía darte un vehículo, o incluso un apartamento, gratis, pero había que esperar años para conseguirlo. Además, estaba considerado un crimen romper con la vida bien planeada de un ciudadano soviético. Había personas acusadas de “parasitismo social”. Por ejemplo, esto ocurría si no se trabajaba durante más de cuatro meses.

Orgullo por el país

La ceremonia de admisión de los nuevos pioneros en la Plaza Roja

“Cuando era una niña pequeña y era miembro de los Jóvenes Pioneros (un movimiento de la URSS similar a los scouts), sentía mucha pena por otros países, ya que estábamos seguros de que no había un estado mejor que el nuestro”, recuerda Irina, que fue ciudadana de la URSS. No es de extrañar: el estado promocionaba con mucho éxito sus ideales entre los jóvenes. Y esos ideales no eran tan malos: amistad entre todas las naciones, la construcción de una gran sociedad pacífica sin barreras de clase, libre de pobreza, codicia y otros vicios (comunismo, en otras palabras).

“Los principios morales de la URSS eran correctos... siempre y cuando hablemos de los declarados, por lo menos”, concuerda Olga. “Uno tenía que trabajar por algo más grande, no solo por dinero”.

Lado oscuro: como Estado totalitario, la URSS fue muy buena en establecer ideales, pero muy mala en decir la verdad a sus ciudadanos. "Se castigaba cualquier tipo de oposición. Cualquiera que se atreviera a decir otra opinión que no fuera la del Partido Comunista estaba condenado a ser un paria”, recuerda el geólogo Yuri Kechedzhiyán. A finales de la era soviética (finales de la década de 1980), solo los niños podían creer que la URSS, con su economía colapsada y sus kilométricas colas en las tiendas, era el mejor Estado del mundo.

Todos eran iguales (más o menos)

El automóvil Volga

La Unión Soviética era un país donde reinaba la modestia. Estaba mal visto que te importara demasiado el dinero y la riqueza (además, la mayoría de la población, a excepción de los jefes del Partido Comunista, apenas tenía nada). Había cosas que se consideraban mucho más valiosas que el dinero, como la profesionalidad, por ejemplo. “No tratamos a los maestros como pobres perdedores [como sucede a menudo hoy en día]”, dice Natalia Smirnova en TheQuestion, el análogo ruso de Quora. “Ser profesor era como pertenecer a la nobleza”.

La igualdad existía en la URSS: casi nadie tenía muchas cosas, pero casi todos tenían algo. “Claro que había una especie de élite en la URSS: grandes funcionarios, científicos distinguidos, artistas, etc., que disfrutaban de privilegios, como tener a su disposición una casa de campo estatal o abundancia de productos que de otro modo no habrían podido conseguir”, escribió Olga Kovalévskaia para Express Gazeta. “Pero la brecha salarial entre los altos directivos y los trabajadores regulares no era tan grande como ahora”.

Lado oscuro: si miramos la afirmación anterior de una manera más realista, estaremos de acuerdo con otro usuario de TheQuestion, Daniil Prójorov, que dice: “Todo el mundo podía permitirse comida y ropa de mala calidad”. La riqueza material apenas existía en la URSS, al menos para la mayoría de sus ciudadanos. Y aunque lo básico estaba garantizado, incluso aquellos que trabajaban duro rara vez podían superar el mediocre nivel de consumo. Entonces, ¿de qué te servía haber trabajado duro? Esa fue una de las (muchas) razones por las que la economía socialista soviética se derrumbó tan dramáticamente.

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